Cosecha de almendras y nueces...Todo viene de familia.

Érase una vez mis abuelos, que compraron un terrero en el que plantaron algunos árboles, que cuidaron y regaron con ilusión, y que poco a poco crecieron y crecieron. Érase una vez sus hijos, que volvieron cada año, y que más tarde llevaron a sus propios hijos y a los hijos de sus hijos a recoger los frutos de todo ello...

Existen tradiciones familiares que pasan rigurosamente de abuelos a padres, de padres a hijos, y de hijos a nietos.

En nuestra familia irremediablemente se heredan muchas cosas, que predominan más o menos en cada uno de nosotros. Entre ellas está la nariz grande, una sangre que tira al norte, el fuerte temperamento, los chistes malos pero el humor fácil, las tardes de conversación  alrededor de una mesa de comedor, el escándalo al reirnos todos juntos, y las novatadas que gastamos a los nuevos miembros el día del roscón de Reyes.


Comenzar a formar parte de nosotros, ya sea porque tengas la dicha de nacer dentro, o porque por elección propia decidas ser la pareja de alguien, implica que cumplirás una CONDICIÓN SUFICIENTE Y NECESARIA para ser querido y respetado como igual: acudir el primer sábado del mes de octubre a  la cosecha de almendras y nueces en Casas de San Galindo.


Lo sé, suena a chantaje moral, pero nada más lejos de eso. Las bromas sobre quién inventará la mejor excusa para saltarse la convocatoria planean los días antes, durante y después del gran día. Una repentima enfermedad, un viaje, un trabajo de última hora...
Pero la realidad es que todos esos comentarios no hacen más que demostrar que este día es realmente especial, muy esperado y ansiado por todos.

Cuando el trabajo de lunes a viernes de casi todos suele limitarse a cuatro paredes, un teléfono y un ordenador, una jornada de campo en familia sabe a ilusión.  Barear nogales y almendros, recoger los frutos de las redes, charlar con unos y otros, y finalmente comer todos juntos bajo la sombra de los árboles da mucho gusto y deja ganas de repetir.

...Érase una vez una tradición familiar, que se conservó años y años y nos unió mucho más cada otoño.