Uno de los propósitos de mi nueva vida es dedicar algunas de mis horas libres a recuperar muebles.
Hace ya más de una año que me he reencontrado a mí misma cada vez que me remango y pongo manos a la obra.
Se trata de algo realmente terapéutico, de lo que ya os hablaba AQUÍ, que tiene que ver con olvidarse del mundo y mancharse las manos sin miedo ni fin, como cuando éramos pequeños. Ese tiempo en el que te metías tanto en algo que las horas volaban y se te olvidaba que había que comer para sobrevivir.
Antes en Madrid, contaba con poco tiempo. Ahora ya no tengo excusa.
La larga lista de muebles que he ido guardando y arrastrando tras de mi en las mudanzas ya suplicaban que les diera el cambio prometido.
Me decidí a empezar con esta mesa camilla predestinada a ser la mesilla de noche de la habitación de invitados.
No tenía ningún barniz ni pintura anterior porque siempre había estado cubierta por un faldón en casa de mis suegros. Por eso, el cambio de look resultó algo facilito y bien agradecido.
Escogí una pintura al agua de color menta. Algo para dar color a la habitación, pero sin pasarse.
Apliqué un par de capas directamente por toda la superficie y listo.
¿Qué os parece?
ideal! me encanta el color elegido! Un besin
ResponderEliminarEs preciosa Bego, eres una artista!!! está hecha con mucho estilo y cariño.
ResponderEliminarbesos!! Maje Urra
Me gusta muchísimo, apetece colarse ahí y relajarse, dejar volar las horas, como tú dices. Un besín.
ResponderEliminarUna preciosidad. Delicada y muy pero que muy bonita!.
ResponderEliminarTe ha quedado estupenda!! Me encanta el color.
ResponderEliminarMe gusta mucho, está preciosa!! Totalmente de acuerdo. Hacer algo con las manos y darle tu toque personal es totalmente terapéutico. Un beso.
ResponderEliminarQue cambio!! me gusta muchisimo el color.
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