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2 sept 2012

Maravillada: Museo Geominero de Madrid



Existen piedras y ladrillos realmente especiales. Edificios más o menos bellos de los que un día nos enamoramos.
A algunos les tomamos cariño con el tiempo, nos recuerdan etapas de nuestra vida, lugares que nos han visto crecer y que podrían contar tantos de nuestros secretos… Con otros, la historia es diferente: ES AMOR A PRIMERA VISTA, un flechazo de esos que te dejan helado. Esto segundo me pasó a mí con el Museo Geominero de Madrid.

No puedo negar que al principio se tratara de una simple atracción física. Yo iba de paquete en la moto de mi chico y nos dirigíamos a comer a casa de sus padres, que por entonces vivían por allí cerca. Ya había ido otras veces, pero no por el camino que tomamos esta vez: subíamos la Calle Ríos Rosas, torcimos por la Alenza y… de repente sentí el escalofrío: un increíble mosaico en la parte lateral. La belleza clásica me puede, jeje.



 

Más tarde investigué sobre el edificio y caí en que años atrás mi tío nos había llevado a mis hermanos y a mí a visitar el Museo. Por esa época mi hermano tenía una obsesión enfermiza por los minerales y se lió a coleccionarlos como un loco.
 El recuerdo de lo entrañable de aquel día hizo que la historia de amor se hiciera más intensa y convirtiera al Geominero en uno de mis edificios preferidos de Madrid.

Además del mosaico, lo que más me atrae es que se trata de una nave diáfana de 19 metros de altura con planta rectangular, con un falso techo formado por una vidriera. En altura se disponen tres corredores perimetrales volados al espacio central a los cuales se accede por escaleras de caracol. Madera, hierro forjado y cristal de principios del siglo XX que crean una atmósfera que justifica por sí sola la visita.

Casualidades de la vida, he terminado viviendo al lado ;))).
 









5 comentarios:

  1. Mis planes para dominar el mundo coleccionando minerales y fósiles se vieron truncados por la inestimable compañía de la cada vez más poderosa y cruda realidad: me hacía mayor, jajajaa.
    Muy recomendable la visita de este edificio,y con un poco de suerte, podreis visitar la réplica tan lograda de una mina (o eso creo recordar).
    Y con más suerte aún, podreis captar la atención de alguno de los voluntarios que hay entre sus pasillos para os expliquen la "lógica" de tantas piedras, minerales y fósiles.
    Mi último recuerdo de este museo: persiguiendo a un montón de niños entre las urnas, durante una de mis prácticas en los coles...menudo día, jajajaaa.
    Una vez más Beguito, los recuerdos nos inundan la cabeza.

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  2. De vez en cuando una tiene la suerte de encontrarse con estas maravillas al lado de casa (y a veces ni lo sabía). Es una pena que muchos de estos sitios que merece la pena ver estén tan poco publicitados y la gente ni se entere de que existen.

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  3. Qué maravilla. Me alegra que escribas sobre este sitio para que todo el mundo lo conozca, es un museo maravilloso y bastante desconocido. Enhorabuena por la entrada y te sigo leyendo. Un besito.http://saldelapuro.blogspot.com.es/

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  4. Todavía recuerdo el día que entré por primera vez, hace muuuchos años....
    Pero, no se me olvida la visita que hicisteis con el tío, volvisteis con cantidad de cosas que os habían regalado: una corbata para tu padre, unos monederos, minerales....
    Espero que este tipo de edificios sigan a lo largo del tiempo, es parte de nuestra historia. Ojalá muchos padres lleven a sus hijos a visitarlo, es una manera particular de pasar una mañana de sábado.
    Bego a veces volver a ver lo que un día visitastes en tu niñez con alguien a quien querias, te hace sonreir y ser un poco más feliz.
    ¡COMO SIEMPRE ME HA ENCANTADO! ERES LA MEJOR

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